Los niños nacen ya metidos en un maravilloso universo sonoro, la tripa de su madre. A partir del cuarto mes de gestación, el feto percibe sonoridades internas del organismo de su madre, como la respiración, el latido cardiaco, etc. Y también externas, como la reverberación de la voz materna a través de la membrana que cubre el vientre hasta el líquido amniótico. Se trata de una comunicación preverbal que implica a los canales auditivos y provioceptivos, involucrando sonido, música y movimiento y provocándoles distintas respuestas motrices en función dela intensidad del sonido.
Efectos musicales.
- Mejora la calidad del sistema auditivo
- Facilita y vehicula la expresión de sus sentimientos afectivos
- Fomenta el desarrollo de la memoria visual y auditiva
- Aumenta las capacidades motrices
- Potencia las habilidades artístico-creativas
- Favorece el desarrollo intelectual y personal
¿Cómo acercar la música a los niños?
Es tan sencillo como ponerles un CD de música o encontrar cuentos que vengan acompañados de música y ponérselos al niño mientras leemos; en suma, se trata sólo de escuchar y esto es algo que podemos hacer en cualquier momento del día. Podemos ponerles música al levantarse, cuando los bañamos, etc.
La música clásica es más primitiva, por eso es recomendable para bebés, porque es como su mente; a medida que el niño se hace mayor, a partir del año o año y medio, ya podemos ponerle música contemporánea. Es bueno empezar con baladas o los Beatles, Frank Sinatra, Elvis…, luego ir pasando a la Oreja de Van Gogh, Amaral…el desarrollo de la música será paralelo a su desarrollo intelectual. También podemos hacer juegos para practicar en casa: una caja de zapatos puede ser un tambor, crear unas maracas con arena y globos… y hacer de estos momentos “ratitos” especiales con nuestros hijos.
bebés felices, madres activas, papás al día 