Uno de los principales motivos por los que los padres acuden con sus bebés a los servicios hospitalarios o de atención primaria, es la fiebre. Es importante saber que no es una enfermedad, sino un mecanismo de defensa que activa el sistema inmunitario para luchar contra los microorganismos. Sin embargo, si se debe estar atento de los síntomas que padece el niño. Se considera fiebre cuando sobrepasa los 38ºC. Menos de esa temperatura, entre 37.5ºC a 38ºC, es febrícula.
La causa más frecuente de que los niños tengan fiebre es la infección vírica. Pero, ¿qué recomendaciones deben seguir los padres ante la fiebre de su bebé?
- Medir la temperatura con un termómetro, preferiblemente digital. Esté se debe colocar con cuidado en recto, axila o boca. El tiempo aconsejado para la boca y el recto es de 2 minutos, mientras que para la axila se necesitaría 4.
- Sólo se debe bajar la fiebre si el niño está molesto que suele ocurrir cuando tiene más de 38ºC o si alguna vez ha sufrido crisis febriles en las que ha llegado a tener convulsiones.
- Se debe abrigar al niño si tiene frío, pero no en exceso.
- La temperatura de la casa debe ser templada.
- Darle un baño con agua templada o pasarle una esponja por el cuerpo. Nunca utilizar alcohol porque puede ser absorbido por la corriente sanguínea a través de la piel. Además, puede enfriar más al bebé.
- Ofrecerle abundantes líquidos, ya que el aumento de temperatura provoca pérdidas de líquido corporal.
- Los antitérmicos no curan la infección, solo hacen que el niño se sientan mejor. Si se decide dar algún medicamento cumplir con los horarios en los que se los debe tomar.

Y, ¿cuándo acudir al médico?
- Si el niño tiene menos de tres meses.
- Si está muy irritable o, por el contrario, adormilado.
- Si ha tenido alguna convulsión.
- Si respira con dificultad, hace ruidos o se le notan las costillas.
- Cuando le aparecen machas rojas en la piel que no desaparecer al presionar.
- Si vomita.
