En el parque que voy cada tarde a llevar a mis hijos después del trabajo son muchos los padres que están allí haciendo lo propio. No sé si esto ocurre en todos los parques, sólo puedo hablar de lo que conozco pero me gustaría que fuera así.
El caso es que allí están ellos columpiando, corriendo detrás de los niños, limpiando mocos, dando la merienda… Hace unos días me encontré con un papá que había estado tres años en casa cuidando de su hijo mientras la madre trabajaba, ahora que el niño empezaba en la etapa infantil había decidido incorporarse al trabajo.
Me sorprendió ver en él la misma cara de tristeza y preocupación que tantas veces había visto en las mamás, los mismos miedos y las mismas elucubraciones irreales de que bueno, que si hablaba con su jefe y conseguía salir a su hora podría volver al parque.
En realidad nos estábamos despidiendo, la vuelta al trabajo y el problema de conciliación que arrastra nuestro país haría imposible que volviera a pasar las tardes en el parque más ahora que dentro de poco se reducirán las horas de sol y aumentará el frío.
De vez en cuando me gusta relatar estas situaciones porque soy de las que piensan que no es verdad que los “niños están mejor con su madre”, “hay cosas que solo puede hacer una madre”, etc. Este caso, que sé que no es único, y sobre toda la relación de este padre con su hijo es una muestra de todo lo contrario. Los papás y las mamás son válidos por igual para el cuidado de los niños, al final es cuestión de tiempo, sencillamente de pasar tiempo con ellos, para conocerlos, empatizar con ellos y saber lo que necesitan tanto emocionalmente como físicamente.
Quería aportar desde aquí mi granito de arena a cambiar un “poquito” las cosas y luchar por la igualdad real. Una vez hablando con mi marido me dijo y creo que dio en el clavo que el problema de que no haya más hombres que dediquen tiempo al cuidado de sus hijos es que no les hemos convencido de lo que se pierden no haciéndolo, al final poder cuidar de nuestros hijos es una obligación pero también es un regalo para todo aquel que puede hacerlo.
